Entrevistas

EL FUTURO DEL TURISMO POST-COVID-19

Hablamos con expertos en el tema: Maria Frontera, Antoni Riera y Jordi Mora

EL FUTURO DEL TURISMO POST-COVID-19

José María Sánchez

¿Qué modelo turístico espera a Balears tras la llegada de la pandemia?

Los primeros días de junio amanecieron en una España silenciada por la pandemia de coronavirus. Para entonces, más de 27.000 españoles habían muerto de COVID-19, y el país estaba a mitad de un período de luto de 10 días en honor a sus vidas. Las banderas parpadeaban a media asta. En Mallorca, los hoteles estaban vacíos bajo el sol de primavera. Desde mediados de marzo, cuando los aeropuertos del archipiélago se cerraron, las playas cercanas habían estado desprovistas de turistas. La recesión económica ha profundizado el costo de la pandemia.

En Balears existen alrededor de 200.000 empleos que dependen del turismo. Aproximadamente el 25 por ciento de la economía de “ses Illes” proviene directamente del turismo, y si agregamos el impacto indirecto, el número se acerca al 35 por ciento. La pandemia ha significado una pérdida devastadora de ingresos en el archipiélago. De hecho, durante estas últimas semanas, han sido varios los medios que han estimado entre 10.000 y 15.000 millones de euros las pérdidas de las comunidades más turísticas, como es el caso de Balears, Canarias o Catalunya.

De un modo u otro, la pandemia de la Covid-19 ha puesto de manifiesto un hecho que numerosos economistas ponían de relieve a lo largo de los últimos años: la necesidad de readaptar el modelo turístico que ha dominado nuestro país desde hace décadas. Cambiar algo tan duradero y en gran manera efectivo va a ser una tarea árdua, y más en el contexto que nos encontramos ahora. Así lo expresa Maria Frontera, presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM): “Estamos ante una situación excepcional, como nunca habíamos visto, que afecta a todos los destinos y mercados del mundo. Bajo mi punto de vista, si algo ha dejado claro esta pandemia respecto al modelo turístico que queremos en un futuro, es que necesitamos una mayor colaboración público-privada. No solo es el momento de sumar, sino de multiplicar, hace falta reorientar prioridades y repensar el modelo de gestión, ya que lo que está en juego no es solo Mallorca, sino también el resto del archipiélago y el país en su conjunto”.

En términos muy similares se expresa el manacorí Antoni Riera, director técnico de la Fundación Impulsa Balears, una plataforma de conocimiento estratégico que busca mejorar la competitividad global en las islas. “La pandemia va a provocar determinados cambios en la industria turística que con el tiempo, se van a convertir en permanentes. Asimismo, el turismo de masas, que es una industria de aglomeración, deberá dejar de insistir en el volumen como principal variable de gestión del destino”. De hecho, según Riera, la llegada del coronavirus se va a convertir en una especie de catalizador de cambios en la industria del turismo, cambios que van a transformar gradualmente a este sector en los próximos años. “Son muchas las dimensiones del cambio: sostenibilidad medioambiental, nuevos hábitos de viaje, nuevas preferencias de la demanda, creciente personalización de la oferta, potenciación del turismo nacional, auge del turismo rural, búsqueda de experiencias seguras que estén conectadas con el entorno…”. Al parecer, en este nuevo escenario no basta con resistir, ya que también hay que transformarse por completo.

Hacia un turismo sostenible

Mucho antes de que el turismo excesivo se convirtiera en una preocupación apremiante desde Barcelona a Venecia, las Illes Balears eran sinónimo de una industria de viajes desenfrenada. De hecho, cuando los investigadores de turismo se han referido al desarrollo fuera de control que valora las ganancias a corto plazo sobre la sostenibilidad, lo llaman balearización. Después de este verano tan atípico, llama muchísimo la atención el marcado contraste de la escena turística actual en Mallorca, con la que teníamos hace apenas un año.

Casi 12 millones de turistas inundaron Mallorca en 2019, eclipsando a la población local de menos de un millón, un dato sumamente revelador que durante años ha ocultado otras realidades igual de impactantes (o más) para nuestro archipiélago. El coste de vida se ha disparado, una tendencia agravada por la conversión de casas familiares en alquileres de vacaciones. Los impactos ambientales son altos y costosos. Los aviones y las vastas flotas de coches de alquiler contaminaron el aire mucho antes de que comenzara la pandemia, al mismo tiempo que los visitantes han llevado el uso del agua al límite. Pero los números de la industria turística no son casuales en Balears. Al fin y al cabo, hablamos de la industria balear (y nacional) que más trabajo genera, lo que ha creado una enorme dependencia del turismo, especialmente en nuestras islas.

Todo esto ha provocado que en los últimos años, algunos residentes de las islas hayan señalado que si el turismo de masas es una opción, no es demasiado tarde para elegir otra cosa. Esto es algo en lo que parece que el Govern está de acuerdo, expresando su interés desde hace años por un modelo turístico más sostenible. De hecho, a lo largo de los últimos años, cada vez más ciudades turísticas han tomado medidas enérgicas que preparen el terreno hacia un turismo más equitativo y ecológico.

Respecto a este asunto, el director de Impulsa Balears desvela algunas claves para que el motor económico balear no gripe antes de tiempo. “Ahora es un buen momento para apoyar la inversión empresarial ligada a la transición energética y la transformación digital. Dichas inversiones no solo estimularían la actividad a corto plazo, sino que también tendrían la capacidad de mejorar la competitividad y, por ende, el potencial de crecimiento económico a medio plazo”. Del mismo modo, Antoni Riera incide en la necesidad de mejorar en una de las grandes asignaturas pendientes no solo de nuestra comunidad, sino de todo el conjunto del país: la productividad. “Son necesarias reformas que impulsen un aumento de la productividad. Reformas, por ejemplo, que ayuden a reducir la dualidad del mercado de trabajo, que impulsen la formación profesional, que mejoren los servicios públicos de empleo o que modernicen la administración pública”.

Por último, el máximo dirigente de Impulsa Balears tampoco olvida a la pequeña y la mediana empresa, a la que cree que hay que dar una mayor prioridad en el futuro. “Balears necesita más emprendedores, debemos dar más facilidades a las pymes para que den el paso y se atrevan a ser grandes empresas. No se las puede penalizar si crecen, tal y como sucede ahora”, señala Antoni Riera. Sobre este tema habla también Jordi Mora, el presidente de la Federación de la Pequeña y la Mediana Empresa (PIMEM). “El papel de la pyme mallorquina y balear debe ser el de liderar la oferta, comunicar su calidad y presentarse como una alternativa muy fiable a las marcas que vienen de fuera de nuestras islas. Jugamos en casa y debemos ganar pequeñas batallas de posicionamiento con la ayuda de los residentes, hayan venido de donde hayan venido”. Por otro lado, el máximo dirigente de PIMEM coincide con la presidenta de FEHM, respecto a la necesidad de reforzar el lazo entre las entidades públicas y privadas para salir de esta crisis. “Nosotros apostamos por un gran pacto entre el sector público y privado para que la producción que se hace en Balears tenga preferencia en muchos ámbitos de la vida pública; eso sí, en este nuevo modelo de producción post-pandemia, será necesario que los consumidores prioricen la compra de marcas producidas en nuestras islas”.

Por otro lado, la presidenta de FEHM cree que lo más importante por el momento pasa por asegurar la supervivencia de nuestro tejido empresarial, para así dar paso en un futuro a una transformación del sector en su conjunto. Una transformación larga y compleja, que irá desde las reformas de según qué instalaciones, hasta la incipiente necesidad de formar a los recursos humanos. “No puede ser que necesitemos tanta mano de obra cualificada en Balears (en muchos casos relacionada con la tecnología), y esa mano de obra no exista. Del mismo modo, hay que seguir incidiendo en la sostenibilidad y digitalización, pero asociados a la disposición de datos reales para tomar decisiones que nos permitan gestionar el destino correctamente; el objetivo es caminar hacia un turismo más responsable con su comunidad local y sostenible a nivel social, económico y medioambiental”.

¿Qué modelo turístico nos espera?

Incluso después de décadas de intenso turismo, muchos mallorquines están de acuerdo en que es la naturaleza salvaje de Mallorca la que retiene el poder de asombrar a los visitantes, al menos a aquellos dispuestos a ir más allá de las partes más densamente desarrolladas de la costa. Durante estos últimos meses, se ha hablado mucho de ese nuevo modelo turístico que surgirá tras la pandemia de la Covid-19. Un modelo turístico en el que las excursiones a la montaña, la búsqueda de paisajes naturales o el redescubrimiento de la cultura y gastronomía local asumen un mayor protagonismo.

Nos encaminamos, sin duda, hacia un nuevo modelo turístico más cooperativo y plural, en el cual el pequeño y mediano comercio deberá de adaptarse cuanto antes. De hecho, durante la crisis sanitaria, PIMEM ha creado hasta siete plataformas de colaboración basadas en la economía colaborativa. En este caso, hablamos sobre un proyecto que aún se encuentra en fase de desarrollo, pero que en los próximos años irá ganando protagonismo. A pesar de que el presidente de PIMEM considera que se podría haber hecho más al respecto en estos últimos años, la experiencia con determinadas cadenas hoteleras ha demostrado la enorme viabilidad de este nuevo plan ideado por las pymes de las islas. “En nuestro caso tenemos hasta tres asociaciones, que tienen como máxima prioridad cooperar y promocionar el producto local. ¿Puede funcionar una cooperación intersectorial? Rotundamente sí. Hay muy buenos productos en las islas capaces de satisfacer a muchos visitantes y muchos establecimientos turísticos que cada día tienen más sensibilidad con el producto local”.

Igual de optimista (o más) se encuentra Maria Frontera, presidenta de la FEHM, respecto al futuro que le aguarda al modelo turístico balear. “Desde el sector hotelero de Mallorca, ya hace tiempo que venimos trabajando junto con las empresas hoteleras y otros socios, para impulsar proyectos diversos de reciclaje, economía circular o eficiencia en la gestión del agua”. Aun así, la presidenta de la Federación Hotelera de Mallorca incide en que este proceso de reinvención del modelo turístico no solo dependerá de las cadenas hoteleras, y que será un proceso global que afectará a todos los actores que se relacionan directa o indirectamente con el turismo. “No olvidemos que este es un reto transversal, y que va a requerir compromiso, esfuerzo, planificación, no solo de parte de las empresas turísticas, sino también de la administración, de los estudiantes y trabajadores, así como de las inversiones productivas con objetivos ambiciosos y medibles”.

El papel clave de la clase política

Como bien dice la máxima dirigente de la FEHM, la confección del nuevo modelo turístico tanto para Balears como para el resto del país supone un reto mayúsculo no solo para las empresas meramente turísticas, sino para todo el conjunto de la sociedad. Uno de esos sujetos imprescindibles en esta necesaria transformación del turismo en “ses Illes” será la clase política. Tanto el Govern como el Gobierno central deberán aunar fuerzas para ayudar a una de las comunidades más damnificadas por laCovid-19, y una buena forma de materializar esa ayuda se podría encontrar en un nuevo acuerdo vinculado al REB (Régimen Especial de Balears).

“Llevamos demasiado tiempo reclamando esta figura administrativa que ayudaría a ser más competitivas a las empresas de Balears. Ser islas significa tener una clara desventaja competitiva a la hora de la exportación. Esto se debe solucionar con la máxima celeridad posible y pensando en el escenario post COVID”, asegura Jordi Mora, que considera crucial la llegada de un nuevo REB que aporte algo de tranquilidad a la inestable economía balear.

Asimismo, el máximo dirigente de PIMEM, al igual que Antoni Riera, también incide en la importancia de invertir mejor en la economía productiva de la comunidad balear. Algo que según Jordi Mora, solo se conseguirá con un gran pacto de Estado entre el Govern y la oposición. “¿Qué entendemos por economía productiva? Para mí son todos los esfuerzos centrados en la innovación y en la internacionalización de las pymes, en nuestro caso. Creo que el Govern deberá hacer un plan muy ambicioso, pactado con la oposición, para encarar la productividad y crecimiento industrial a medio y largo plazo. Solo de esta manera conseguiremos readaptarnos a esta nueva normalidad”, afirma el presidente de la pequeña y mediana empresa de Mallorca.

Como bien señalan nuestros entrevistados, el nuevo modelo de turismo que traerá consigo la Covid-19 no caerá del cielo. Para ello será necesaria una gran colaboración entre cada una de las instituciones públicas y las empresas turísticas, de igual modo que los consumidores de ese nuevo modelo turístico deberemos de favorecer en la medida de lo posible esa transformación. Una transformación tan compleja como necesaria, que empezará a construir verdaderamente los cimientos de una sociedad más sostenible y productiva.

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