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“La Torre del Serral dels Falcons”, una torre con mucha historia

La emblemática «Torre del Serral dels Falcons», construida entre 1577 y 1578 como «Torre de Cala Manacor», atesora una larga y, a la vez, trágica historia por los episodios bélicos que tuvo que soportar en distintas ocasiones.
Situada al sur de la bahía de Porto Cristo, a escasa distancia de las Cuevas del Drach, la torre, de planta circular y unos 11 metros de altura, servía como torre de vigilancia y señales y formaba parte de un sistema destinado a advertir de ataques piratas. Cada una de las torres del sistema estaba a cargo de un vigilante o guardia de torre. En caso de que los guardias detectaran barcos enemigos encendían una señal de fuego -de leña fresca durante el día para dar una señal de humo o leña seca durante la noche para crear llamas claramente visibles-. De esta manera se alertaba a las torres vecinas, situadas a lo largo del litoral de la isla. En el interior sonaban campanas u otros artefactos sonoros para llamar a la población a la defensa. El año 1769 se la proveyó de un cañón de bronce de tres libras y pasó a ser, además de torre de vigilancia, también torre de defensa.
Según un documentado trabajo de Ángel Aparicio Pascual, publicado en las «IV Jornades d’estudis locals de Manacor», la historia de la Torre de Manacor empezó cuando la insistencia para conseguirla, movió al virrey Miquel de Moncada, en el año 1577, a establecer un pacto con los jurats (regidores) de Manacor para escoger un lugar adecuado para la construcción de un horno de cal, indispensable para iniciar la construcción de la torre.

La torre y su entorno es uno de los lugares más visitados por los turistas


Pese a haber comenzado enseguida las obras, hacia finales de aquel año, las mismas tuvieron que paralizarse por falta de dinero. No obstante aquella situación, parece que se aprovechó la obra realizada para que los vigías pudieran hacer allí sus guardias.
El año siguiente, el nuevo virrey Antoni Doms dictaminó que los gastos necesarios para la finalización de la obra debían ir a cargo del ayuntamiento de la ciudad. Así, para finalizar las obras que faltaban, estas fueron sacadas a subasta y se hizo cargo de las mismas el maestro albañil Rafel Corona, y a finales del mes de septiembre de 1578 la torre se dio por finalizada. El 31 de agosto de 1580, fueron nombrados los primeros torreros o vigías, pagados por la Universitat del Regne de Mallorca. Fueron Pere Llull y Andreu Mestre, que cobraban un salario de 75 libras.
Entre los años 1585 y 1598, la torre fue registrando un reguero de deficiencias, debido a su mal estado de conservación. Deficiencias que iban siendo denunciadas por diferentes torreros sin que llegaran a solucionarse, hasta el punto que, a finales del año 1603, los torreros continuaban quejándose de que no podían estar en la torre cuando llovía, ya que se había agravado la situación de precariedad. Tales problemas estructurales tuvieron su prolongación en el tiempo, agravados, además, por la falta de municiones o por desperfectos en sus piezas de artillería.

Episodios bélicos. 4 de abril de 1715

Una información publicada por la Obra Cultural Balear, extraída de «Llibertat.cat», dice que el día 4 de abril de 1715 se produjo el primer intento de desembarco borbónico en la isla de Mallorca durante la Guerra de Sucesión. Según diversas fuentes, el joven artillero Guillem Riera, desde su atalaya de defensa en la Torre del Serral dels Falcons, advirtió cómo se acercaban los barcos felipistas. Hizo sonar el cuerno (caracola marina) a la manera de los maulets, y rápidamente acudieron treinta hombres armados con sus trabucos y ballestas para fortalecer la resistencia. Los felipistas, desde sus barcos arriaron lanchas con unos soldados franceses bien armados. Con el pequeño cañón de la torre, un «falconet» que disparaba proyectiles del tamaño de una naranja, el vigía Guillem Riera se puso a disparar sin parar y, gracias a la precisión, espantó las barcazas. Desconocedores de las limitadas fuerzas que les disparaban desde la costa, los atacantes tomaron sus barcos y huyeron. Mientras, desde tierra, los milicianos no daban descanso a sus arcabuces y ballestas. Guillem Riera tampoco cesó de disparar con su pequeño cañón, que tan caliente como estaba, reventó y mató a Riera. Gracias a él, las tropas borbónicas estuvieron más de dos meses a volver. La semana anterior, en Barcelona fueron hechos prisioneros el General Moragues, Pau Macip y Jaume Roca, que fueron condenados a muerte acusados de volver a Mallorca. El día 27 de marzo, después de ser torturados los ahorcaron y descuartizaron y la cabeza del General Moragues fue introducida en una jaula de hierro que colgaron en el Portal del Mar de Barcelona.

Imagen extraída del álbum “Porto Cristo Temps Enrere” a través de la postal II de Joan Riera Bordoi

Guerra Civil Española. Agosto de 1936

Pese a los continuos desperfectos que sufrió la torre casi desde su construcción y que hemos comentado, Sa Torre o Torre des Moro, como también era denominada, seguía en pie y casi intacta con el paso de los siglos, hasta los encarnizados combates que tuvieron su desarrollo durante los veinte días que el frente de la Guerra Civil estuvo asentado en la costa del levante, entre Sa Coma y Porto Cristo.
Cuenta el periodista Manuel Aguilera, doctor en histori, en un artículo publicado recientemente en el diario Última Hora bajo el titular «El asalto a la torre de Porto Cristo«, que «en agosto de 1936, un cañón del ejército sublevado le acertó de lleno dos veces para espantar a los milicianos antifascistas que la ocupaban. Aquello fue solo el comienzo de una lucha por su control que derivó en uno de los enfrentamientos más insólitos de la guerra: el combate cuerpo a cuerpo de milicianos catalanes del POUM contra legionarios mallorquines«.
Dice Aguilera que la batalla comenzó el 16 de agosto con el falangista Jerónimo Capó escondido en la torre, mientras cientos de antifascistas desfilaban ante él. Unas horas después, los milicianos ocuparon la zona y empezaron a recibir bombardeo desde las Cuevas dels Hams. Según los informes militares, el 19 de agosto “un obús derribó gran parte de la torre”. Dos días después, otro cañonazo la dejó “completamente inhabitable”.
El 21 de agosto, la torre cambió de bando. Un centenar de legionarios -la mayoría excombatientes de África- ocuparon la zona con el apoyo de varios soldados de Infantería. Ahora eran la aviación y la artillería republicanas las que les machacaba desde el otro lado del puerto, donde hoy está la casa de Rafel Nadal. El capitán legionario José Pérez Vengut asegura en sus memorias que sufrieron un calvario.
La gran ofensiva republicana llegó la tarde del 23 de agosto, cuando más de cien milicianos del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) -comunistas antiestalinistas- desembarcaron en la retaguardia y atacaron el flanco enemigo en una peligrosa maniobra envolvente. Según investigación efectuada por el doctor en Historia Gonzalo Berger, formaban parte de la columna Gamisans-Oliver y acababan de llegar de Barcelona. El asalto provocó la desbandada enemiga y llegaron a ocupar las Cuevas del Drach. El legionario Pérez Vengut lo explica así: «Observé fuego de fusil y ametralladora en la torre del Moro y un grupo de 40 individuos que bajaban corriendo. Aquello fue una verdadera sorpresa. Los sublevados montaron una línea de defensa que abatió fácilmente a los milicianos que corrían de manera temeraria hacia ellos. Las fuerzas llegaron a confundirse entre la alta vegetación y pasaron al arma blanca. Para identificarse, unos gritaban ‘¡Aquí la Legión!’ y los otros ‘¡Aquí Azaña!’. El cabo legionario Clemente Prada recibió un disparo en la cabeza mientras rodaba por el suelo con un miliciano. Ambos fallecieron. Según Pérez Vengut, los del POUM dejaron sobre el campo bastantes muertos y municiones. El combate cuerpo a cuerpo fue encarnizado. Por todas partes se veían manchas de sangre«. No se sabe cuántos cayeron. Gonzalo Berger contó 26 milicianos muertos aquel día en todo el frente. Sus cuerpos siguen todavía desaparecidos. Terminada la Guerra Civil, los restos de la torre quedaron en el más absoluto estado de abandono, hasta que el año 1960 fue restaurada por los propietarios de los terrenos.

El Ayuntamiento pide a Costas su concesión

A principios del año 2018, el Ajuntament de Manacor pidió a la Administración de Costas la concesión administrativa de la Torre dels Falcons de Porto Cristo para iniciar los trabajos de restauración y adecuación del bien patrimonial del siglo XVI.
El entonces delegado de Urbanismo, Bernat Amer (AIPC), manifestó que la inversión correría a cargo del Consistorio y que tendría un presupuesto de unos 36.000 euros. Según comentó Amer, años atrás «tuvimos una subvención del Consell de Mallorca de 6.000 euros para ello, pero por diversas circunstancias no se materializó«.
Puestos en contacto con la actual delegada del Ajuntament en Porto Cristo, Antònia Llodrà, nos confirmó que la pretendida concesión, todavía sigue en el aire, en punto muerto, si bien para el viernes de esta semana estaba prevista una reunión con Costas para tratar el tema, «pues el actual estado de la torre entraña peligro para su integridad y también para las personas irresponsables que pretenden escalarla, como ocurrió hace unos días«.
En 1985, la Torre des Serral dels Falcons fue declarada Patrimonio Histórico Español con el número de registro, RI-51-0008460. Hoy, la torre y su entorno es uno de los lugares más visitados por los turistas.

Bella imagen de la torre y el faro de Porto Cristo

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