Que el año que estamos a punto de finiquitar ha resultado mejor que los anteriores que nos tenían poco menos que maniatados por la pandemia, es relativamente cierto, sobre todo, en lo que se refiere a la salud de los que no sufren alguna patología crónica, incurable en algunos casos.
Porque en lo que respecta a la economía, solo los que ganaban dinero de sobras antes de la llegada del maldito coronavirus han vuelto a las andanzas acumulando euros, algo que no pueden decir la mayoría de españoles y familias, que siguen con los mismos problemas para llegar a fin de mes, incluidos los que “disfrutan” -es un decir- de las miserables “propinas” que dan los gobiernos, el Central y los autonómicos, que han orquestado campañas en materia de donaciones a las que acceden solamente los que aciertan a rellenar correctamente las complicadas solicitudes. Pero que a una familia le den doscientos o cuatrocientos euros una vez al año, no resuelve el problema de los económicamente débiles. Se trata de unas decisiones que siempre suelen poner en práctica los que gobiernan en tiempos de precampaña electoral, como los actuales, al objeto de conseguir votos para eternizarse en los sillones del poder. Que algunos votantes piquen el anzuelo, es posible. Pero la mayoría ciudadana no es tonta, y está harta de tamaña estrategia.
Solo una buena y honrada gestión pública es la que da votos suficientes para que los gestores revaliden sus cargos a través de la confianza del electorado.
Estamos en plena precampaña de las elecciones autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo, y nuestros políticos más cercanos se afanan en destacar sus excelencias y tapar sus miserias. Pero el Pueblo hace mucho que ha detectado tales improperios.
Aunque las elecciones generales estén previstas para finales de 2023, por lo que el Gobierno de España que preside Pedro Sánchez tiene tiempo de rectificar, de celebrarse ya, como pide el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, es muy posible que el líder del PSOE tuviera que abandonar el Palacio de la Moncloa que no quiere dejar bajo concepto alguno, aunque tenga que pactar con los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya, como es el caso, reduciendo a mínimos los casos de corrupción, prevaricación, derogar el delito de sedición… de los imputados por el ilegal referéndum por la independencia de Catalunya. Los independentistas tienen maniatado a Pedro Sánchez, como si fuera una marioneta de feria. Para hacerles el juego, el presidente de España está enfrentado a la mayoría de miembros de los más altos tribunales de Justicia, el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, en lo que cabe entender como una afrenta a la Constitución Española, como dejó claro el Rey Felipe VI en su discurso de felicitación navideña, abogando por respetar la Constitución y frenar “la erosión de las instituciones”. El Rey no señaló a nadie en concreto, pero su mensaje, aunque no fuera contundente, fue claro, igual que lo fue al señalar la importancia de una España unida, sin divisiones siempre perjudiciales para un estado democrático, en clara referencia a las intenciones de los independentistas catalanes, cuyo presidente català, Pere Aragonés, sigue exigiendo la celebración de un referéndum legal y pactado por la independencia de Catalunya. Esperemos que Pedro Sánchez recapacite y deje de ser el bufón de los independentistas.
Como decía en el titular de este artículo, que 2023 nos sea leve, y ojalá también sea saludable y próspero para todos. Es difícil, pero quién sabe…
Molts d’Anys i Salut.
