Opinió

«Los otros», per Miquel Mas

Los unos, los de Alberto Núñez Feijóo, ya pasaron por la prueba del algodón en el Congreso de Diputados, con el debate para su investidura a la Presidencia del Gobierno. Y ni siquiera apelando primero a la sensatez y a la dignidad de los parlamentarios, para finalmente de forma desesperada recurrir a la llamada del transfuguismo responsable fueron capaces de aunar suficientes voluntades para que saliera elegido. Así que la presidenta Francina Armengol se lo comunicó al Rey, quien dispuso una nueva ronda de contactos, considerando extrañamente una intentona por parte de los otros, los de Pedro Sánchez, que precisamente son contrarios a la monarquía.
Con la ley del mínimo esfuerzo, sin intervino siquiera en el debate anterior como parte opositora, seguramente para no propiciarse un desgaste innecesario, ya que presumía que la aritmética estaba a su favor, Pedro Sánchez, como quien dice “sin despeinarse”, consiguió ser candidato a ser investido.
Y si los temas recurrentes en primera vuelta fueron la temida alianza del PP con VOX, que ya controlan gran parte de la España autonómica y municipal, por la otra parte será que el PSOE recurra a una Ley de Amnistía para reconducir la crisis catalana.
Durante el debate de investidura de Feijóo, a falta tan solo de cuatro votos afirmativos, mi interés se centraba en la postura que adoptaría el PNV, ya que Andoni Ortuzar, Iñigo Urkullu y Aitor Esteban me merecen un gran respeto, pero algo pasa en el País Vasco para que EH Bildu esté en condiciones de sorpasarle, quizá por eso, o precisamente por eso, el PNV no se planteó ni siquiera una suficiente abstención. Nunca había visto a Aitor Esteban tan molesto: “El PP y el PNV estamos en las antípodas para un posible acuerdo”, dijo a los medios de comunicación. Y cuando Feijóo se acercó al escaño de Aitor Esteban, dicen que para disculparse por una intervención poco afortunada, Aitor se mostraba indignado, muy dolido, enfadado, cosa especialmente muy rara en un magnífico parlamentario como él.
Yolanda Díaz de Sumar es la Juan Bautista que anuncia y allana el camino de su Señor Pedro Sánchez. Pero no nos pasemos, porque, el otro día, ante los periodistas, recién recibido el encargo del Rey para que intentara formar gobierno, Yolanda se lanzó a su encuentro con los brazos extendidos y por un momento pensé que iba a hacerle “una Rubiales”, pero no, no le cogió la cabeza y le dio un “pico”, sino que no alcanzando a rodearle por el cuello -Pedro mide uno noventa- lo cogió por los hombros y le estampó dos besos en las mejillas. Yo no sé si esto mismo lo hace Pedro Sánchez a Yolanda qué hubiera pasado, con lo que está cayendo entre hombres y mujeres. En actos públicos y protocolarios mejor darse la mano y ya está, después, en la intimidad de sus sedes o de sus consejos de ministros si Yolanda quiere bailarle la danza de Aitana, hasta podría quedar perfecto.
El asunto es que ahora los otros a los que me refiero, que son los de Pedro Sánchez, o bien se confabulan y forman un gobierno de coalición de muchos colorines o vamos a nuevas elecciones. Porque durante todo este tiempo, Pedro Sánchez ha jugado de farol. No tiene nada. Quizá menos que Feijóo cuando solicitó la aprobación de la Cámara. Eso sí, parece que existe una mayoría que prefieren a Sánchez antes que a Feijóo, pero con unas condiciones que ya veremos.
La amnistía para los líderes independentistas y exiliados vendría a ser un acto supremo de perdón excepcional y generalista para quienes en este caso atentaron contra el poder del Estado establecido y avalado por la Constitución. No me refiero a las increíbles y magníficas -por su participación pacífica y organización- manifestaciones que se llevaron a cabo en Catalunya, ni siquiera a la consulta ciudadana, que si no hubieran preferido llamarlo Referéndum de Autodeterminación, y que no ganaron por mayoría, posiblemente tampoco hubiera sido ilegal, ni hubiera hecho falta mandar a los “piolines”. La mentira de sus líderes fue convencernos a todos de que Europa les apoyaba y, la gran equivocación, el proclamar la República Catalana de forma unilateral sin contar siquiera con la mayoría social. Sí, ya sabemos que Puigdemont no quería proclamarla y que Junqueras le obligó y que por eso uno prefirió el martirio y el otro salvaguardar los hechos y las consecuencias en el exilio. Pero esta es otra historia. ¿Y ahora qué? Amnistía bien, desde el punto de querer pasar página y devolver a la política lo que es de la política. Pero amnistía para quién o para quienes, porque hay centenares de encausados, ¿se verían también beneficiados todos? ¿Qué formula podrían utilizar? Porque una amnistía no es un indulto y si Pedro Sánchez no quiere salirse de la Constitución tendrá que proponer una Ley a tal efecto en el Parlamento y esto no se lleva a cabo en un par de semanas, lo que dificulta las exigencias de Junts y ERC, que ahora, además, exigen un Referéndum pactado, remisión por penas fiscales, etc.
Total, no hay nada claro y sin embargo ya se reparten los ministerios. A Sumar se le complica aún más su relación con Podemos, aunque Yolanda dice que se tendrán que respetar los acuerdos. ERC se ha rejuntado con Junts porque estos tienen la llave de la gobernabilidad, pero ahora sale Coalición Canaria diciendo que ellos tienen el llavín del gobierno. En cuanto a Pedro Sánchez, los suyos propios, van a por él, así que ya veremos cuánto dura con su manual de resistencia.

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