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OPINIÓ MIQUEL MAS: Quina puta dimoniada…!

El enfrentamiento verbal “guerracivilista” que han utilizado representantes de la Iglesia y miembros del Consistorio de Manacor y otros, con motivo de las pasadas celebraciones de Sant Antoni, quiero creer que no son un exponente del pensar y del comportamiento de la población en general, porque si lo son tenemos un problema.
Ya dije en un anterior comentario que la fiesta del santo, tal y como la festejamos aquí, se compone de una parte religiosa y otra profana (o, si quieren, pagana) y las dos juntas conforman una tradición que por su aceptación entre la población ha venido aumentando año tras año y que a lo mejor valdría la pena conservar. Creo que para conseguirlo tan solo existe un pequeño problema de encaje entre competencias, que alteran la eficacia de la organización y la logística sobre todo en la parte lúdica y en detrimento de la parte “seria” de la festividad que en origen siempre será religiosa, por lo que, de continuar estos bocazas de tres al cuarto en el agravio y en el insulto sin aportar otras soluciones, no me extrañaría nada que un día las celebraciones litúrgicas Oficio y “Completes”, tengan lugar a puerta cerrada en la iglesia y solo para los feligreses.
Sé que esto puede sonar a tontería pero no es así. En mis tiempos mozos, presidiendo una Asociación Juvenil en el Colegio La Salle, por el desacuerdo en un patrocinio que se adjudicaba el Ayuntamiento en el Programa de Ferias y Fiestas, cuando quien realmente lo costeaba era Sa Nostra, se produjo el consiguiente conflicto y ruptura de colaboración al no ser aceptada por la Delegación de Fiestas una rectificación, lo que significaba perder al patrocinador de la actividad, por lo que, en acto de protesta, después de convocar y reunirnos los dirigentes de las diferentes secciones de la entidad y levantar Acta, decidimos cerrar el patio del Colegio a la concentración y salida de las cuantiosas carrozas que en aquellos años participaban en el desfile alrededor de Na Camel.la, originándose un verdadero caos en las calles adyacentes, incomprensible para la gente, pero que en aquel entonces tuvo su efecto como advertencia entre las partes.
Esto que ha pasado con el recorte de asistentes a “Completes” y la protesta en el domicilio del alcalde no es otra “Llorençada”, ni tampoco era necesario recordar por parte del clero sucesos tan lamentables como fueron la quema de iglesias y conventos y el asesinato de religiosos, no todos culpables, y que supongo que también deben conformar un episodio oscuro en la Ley de Memoria Histórica, porque víctimas inocentes siempre las hay en los dos bandos y todas son dignas de respeto, sino ¿cómo llamar a estos jóvenes rusos movilizados por la fuerza -“aunque siempre voluntarios”- a matar o a morir en Ucrania en una guerra en la que no creen ni desean? Y, por contra también, ¿cómo vamos a llamar a esa docena de viceministros ucranianos destituidos por Zelenski que hacían caja con las ayudas occidentales destinadas al abastecimiento de tropas para la defensa de su país? ¿No les suena de algo todo esto?
Y estos políticos nuestros pegados al cargo y a la silla con “Super Glue” hasta que la muerte los separe, que dicen pretender “pacificar la ciudad” y que sin embargo consiguen soliviantar a los ciudadanos con actuaciones y aseveraciones inoportunas, fuera de lugar y de contexto, seguramente para poder pavonearse ante la gente y hacer méritos para volver a conseguir un buen puesto de salida en las listas de su partido, en lugar de reconducir ahora mismo el desencuentro que nos ocupa y que no es más que, en la festividad de Sant Antoni, son los “dimonis i dimònies” quienes deberían bailar alrededor del santo y no al revés.
Tampoco es mi intención disculpar esa falta de “caridad cristiana” en el lenguaje por parte de algunos clérigos, que de todo hay en la viña del Señor.

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