
“En la farmacia he cultivado muchas y muy buenas relaciones personales de todas las capas sociales”
El popularísimo y archiconocido Vicente Terrés Martí (Porto Cristo, 1959), más conocido como “Vicente de sa farmàcia”, hace unos días celebró su jubilación laboral, después de 47 años consecutivos tras el mostrador de la misma farmacia de Porto Cristo, regentada por distintos propietarios o titulares.
Vicente se declara “porteño autóctono, porqué nací en Porto Cristo, en el domicilio de mis padres”. Después de escolarizarse en Ses Comes, cursó estudios secundarios en el instituto sa Torre de Manacor, para después titularse como auxiliar de farmacia, actualmente técnico de farmacia. Tras haber trabajado tres veranos en la farmacia de María Claverol, ingresó como fijo en la misma farmacia, que había pasado a manos de Carlos Diader, el primero de enero de 1977. El mismo establecimiento farmacéutico pasó a ser titularidad de Ángel Guijarrro, para, en el año 1993, pasar a ser propiedad de Joan Gomila, quien, en 2014, cedió la titularidad de la farmacia a su hija, Carme Gomila.
- Primera pregunta, de difícil respuesta: ¿a cuántas personas habrá atendido detrás del mostrador de la farmacia a lo largo de casi medio siglo?
- Más que difícil, yo diría que imposible de contestar. Han sido miles las personas de todas las edades y condiciones a las que he dispensado los medicamentos prescritos por sus médicos, y más si tenemos en cuenta que hasta el año 2012 o 2013, en Porto Cristo solo había una única farmacia, en la que siempre he trabajado, con sus distintos titulares. Puedo decir que trabajando en la farmacia he tenido ocasión de conocer a tres o cuatro generaciones de Porto Cristo y a muchos de sus asiduos visitantes
- Habrá cambiado mucho, más que nada en el aspecto tecnológico, el funcionamiento de una farmacia…
- Claro que sí. Por ejemplo, hemos pasado de hacer los pedidos a la central farmacéutica a mano y entregar el listado al chófer del autobús de línea para que los recogiera y nos los trajera a la farmacia, a hacer la gestión informáticamente. Antes se dispensaban los medicamentos a través de las recetas manuscritas de los médicos, teniendo que descifrar algunas que casi resultaban ilegibles, ya sabes, aquello de lletra de metge, mientras que ahora las prescripciones médicas se reciben automáticamente por el ordenador. La verdad es que se han observado importantes cambios adaptados a las nuevas tecnologías. Pero lo que no ha cambiado ha sido el recorte de los cupones de los envoltorios y la tarea de pegarlos a la hoja correspondiente (dice con una irónica sonrisa).
- También habrá tenido que adaptarse a la manera de ser de las distintas nacionalidades de los muchos migrantes, de distintas culturas, que han fijado su residencia en la localidad…
- Es innegable que la llegada de nuevos pobladores de distintas nacionalidades ha cambiado el carácter y el comportamiento de la gente con la que convivimos.
- La función de un técnico de farmacia no solamente consiste en despachar medicamentos, ¿verdad?
- Claro que no, al igual que el farmacéutico, el técnico de farmacia debe tener los conocimientos necesarios sobre el componente y los efectos principales o secundarios de todo medicamento, para poder informar al paciente cómo aplicárselo y las prevenciones que debe tomar.
- Seguro que a lo largo de tantos años habrá sido testigo de muchas y variadas anécdotas…
- Pues sí, y algunas muy curiosas, que cuando las recuerdas o las cuentas no puedes dejar de extrañarte y sonreir. Por ejemplo, chupar los supositorios como si fueran pastillas, ponerse en el interior de la oreja unas pastillas para el dolor de oído que debían tragarse con agua, comerse unas pastillas de aplicación vaginal, tragarse a cucharadas un antibiótico en polvo que debía disolverse… y así, tantas otras anécdotas.
- Su contacto diario con el público le habrá proporcionado muchas relaciones y amistades…
- La verdad es que sí, y eso es algo muy gratificante. He cultivado muchas y muy buenas relaciones personales de todas las capas sociales. Por otra parte, después de más de un mes de estar jubilado, cada día me paran por la calle para pedirme consejos sobre un fármaco u otro.
- ¿Cómo celebró su jubilación con sus compañeros de trabajo?
- Lo celebramos con una alegre comida de compañerismo con las compañeras, en femenino, porque todas son mujeres, hasta la jefa, excepto Joan Gomila. También celebramos una cena que resultó un auténtico homenaje en el que me obsequiaron con un libro en el que se habían recogido dedicatorias y firmas de clientes y amigos. Todo fue muy agradable.
- ¿Y ahora con más tiempo y más libertad para dedicarse a su gran pasión, su impresionante colección de elementos de Star Wars o la Guerra de las Galaxias, que con tanto cariño ha logrado?
- Siendo sincero, tengo que decir que mi gran ilusión sería poder encontrar un emplazamiento fijo para que fueran expuestos permanentemente los más de tres mil objetos que conforman esta colección, y la cedería casi desinteresadamente. Después de tantos años de dedicarme a ello, ya me resulta un tanto pesado y doloroso tener esparcidos y empaquetados tantas piezas y documentos por falta de un espacio adecuado.
Cuando hablamos de este tema, Vicente no puede evitar un cambio de semblante en su rostro. Así que quedamos para hablar sobre el mismo en una posterior ocasión.












