Desde hace algunos años, precisamente durante los meses de verano, afloran un montón de obras en Porto Cristo, entorpeciendo el tránsito y alterando la paz del vecindario. Y este año se repite la historia. Con los primeros días de calor y con los primeros bañistas disfrutando de la playa, la maquinaria pesada ha irrumpido de nuevo en las calles más céntricas del núcleo porteño, entre ellas la calle Port, conocida popularmente como carrer Major, que es la más importante vía de entrada de vehículos a Porto Cristo, los cuáles se ven de nuevo obligados a “torear” máquinas, zanjas y barreras para circular por la emblemática vía.
Por si fuera poco la tan escandalosa como vergonzosa situación de la primera línea del Port, con la calle Burdils y el Passeig de la Sirena “patas arriba” debido a las obras, ahora también el centro de Porto Cristo está colapsado por las obras consistentes en zanjas y maquinaria pesada que, según parece, obedecen a las instalaciones de gas.
Calles cerradas al tránsito y al paso de peatones, apertura de zanjas por doquier y señales de prohibición, configuran una estampa de Porto Cristo realmente lamentable. Tan triste situación ha creado también un auténtico caos en materia de aparcamientos, debido a la ocupación de los espacios por las barreras, máquinas y cunetas. Con suerte, puede que se encuentre algún aparcamiento en las zonas de pago, aunque no me resigno a pensar que el Ajuntament haya permitido tales obras al objeto de recaudar más a través de las máquinas “tragaperras” de pago por aparcar.
Parece haber pasado a mejor vida una disposición de hace años del Ajuntament, que prohibía realizar obras en los meses de verano, mientras ahora parece ser todo lo contrario. Y así nos luce el pelo.
