(El artículo que nunca se leyó, pero algunos intuyeron)
Este texto se inspira en el artículo ficticio y ganador del premio Pulitzer que Lois Lane escribe en la película Superman Returns: «Por qué el mundo no necesita a Superman». Aunque en la película no se lee ni se desarrolla, este artículo se convierte en el centro emocional de una historia que, bajo la apariencia de una aventura de superhéroes, es en realidad un drama humano desgarrador. Es un relato sobre las ausencias, las conexiones irremplazables y las justificaciones que hacemos para seguir adelante. Al final, el verdadero conflicto no está en las hazañas de Superman, sino en las palabras de Lois, que intentan llenar el vacío de quien ya no está.
Por qué el mundo no necesita a Superman
by Jordi Skynet (Lois Lane)
No necesitamos héroes que vuelan por encima de nuestras cabezas, salvándonos de catástrofes que, en el fondo, aprendemos a solucionar por nosotros mismos. Superman es una distracción. Nos hace mirar hacia arriba cuando lo que realmente necesitamos está aquí abajo, en el suelo, donde construimos nuestras vidas día a día, paso a paso, sin capas, sin vuelos, sin superpoderes.
El mundo necesita estabilidad, no la incertidumbre que trae alguien como él. Porque cuando tienes a Superman, todo parece girar a su alrededor. Todo se descoloca, se transforma, y aunque al principio su luz deslumbra, cuando desaparece, lo único que queda es un vacío que nadie más puede llenar. Superman no es una solución. Es un recordatorio constante de lo que no podemos alcanzar.
Y luego está él. El buen hombre, como lo llamaría cualquiera. No vuela, no deslumbra, pero está. Es el hombre al que yo ya he elegido. No porque sea fácil, sino porque parece correcto. Pero cada vez que miro al cielo, me pregunto si lo correcto es suficiente. Me pregunto si lo suficiente puede llenar un vacío tan grande.
Superman… es fácil admirarte, incluso quererte, pero convivir contigo es otra historia. Es desgastante. Superman nos hace olvidar lo que tenemos, lo suficiente que puede ser una vida simple y tranquila. Y quizás por eso es mejor que el mundo no lo necesite. Porque si no lo necesita, entonces tampoco lo echará de menos.
Escribo esto intentando convencerme, intentando llenar con palabras un vacío que no entiende de argumentos ni de lógica. Pero las palabras no llenan. Solo lo esconden por un rato.
Pero mientras lo escribo, me doy cuenta de que no estoy hablando del mundo. Estoy hablando de mí. Yo soy quien mira al cielo buscando una figura que ya no está. Yo soy quien se dice cada noche que la estabilidad es suficiente, que no necesito nada más. Pero la verdad es que hay noches en las que el cielo parece más vacío, en las que el silencio pesa más, y me descubro buscando algo que prometí no volver a buscar.
Y así sigo, intentando caminar entre dos mundos: el de la estabilidad que me ata a la tierra y el del vacío que me eleva al cielo. Cada paso que doy parece una negociación entre lo que debería sentir y lo que realmente siento. Tal vez algún día el cielo deje de llamarme, o tal vez aprenda a volar sin Superman. Pero mientras tanto, vivo en este delicado equilibrio, buscando la manera de sostenerme sin perderme del todo. No sé si el mundo necesita a Superman. Pero yo… yo aún no sé cómo vivir sin él.
PD: Superman pierde, pero al final gana. Porque es el único que se lleva la realidad.
