Llegas a casa después de trabajar, te has parado a hacer la compra y llevas el coche cargado, la cabeza de izquierda a derecha y nada, no hay manera, tendrás que aparcar tres calles más abajo y recorrer bien cargado el trayecto hasta tu casa. Este es el pan nuestro de cada día en Manacor, no tanto por los coches legalmente aparcados sino por los coches abandonados por sus dueños y que se desentienden de toda responsabilidad.
Sabemos que es una problemática de toda población, pero para esto tenemos y pagamos a los políticos, para solucionar problemas. La solución no es fácil, ya que toda la gestión de retirada de vehículos está envuelta de multitud de trámites administrativos que únicamente enredan el tema.
La ordenanza habla de retirada de coche en dos meses desde que se le coloca la famosa pegatina, sí, esas famosas pegatinas que al principio son verdes pero que después de llevar en la calle pegadas al coche más de un año ya no se distingue ni el color.
Al problema de los coches abandonados por los propietarios se le suma el descontrol de los talleres mecánicos, los cuáles llenan sus alrededores con los coches de los clientes. Conocida es la frase: “Déjalo ahí afuera, lo cogeré cuando pueda”. Necesitamos inspecciones por parte de la policía local, comprobar ITV y seguro de los vehículos, ya que un vehículo aunque esté estacionado debe tener la ITV pasada y un seguro. Necesitamos que los responsables se pongan las pilas y resuelvan un problema que afecta directamente a nuestro bienestar, porque al final la retirada afecta a los bolsillos de todos los ciudadanos, sean conductores o no, son unos residuos sólidos que conllevan una peligrosidad para la ciudadanía que está ahí latente, dormida, pero que son pequeñas bombas de relojería para el medio ambiente, gasolina, baterías, plásticos, caucho y todo en medio de la calle, día tras día, ignorando las normativas medioambientales.
Reducir los plazos de retirada y desguace es la solución, ya que quien abandona un coche en la calle sin cumplir con la normativa no se merece que la administración vaya con miramientos.
El delegado de Interior y movilidad, Sebastià Llodrà, tiene que ponerse las pilas y buscar una rápida solución a un problema medioambiental enorme.
Un manacorí
