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Un Sant Antoni de Manacor discreto, pero sentido

Nada tuvo que ver el ambiente de 2021 con el de 2022. Las fiestas de Sant Antoni volvían a cancelarse por segundo año consecutivo, pero el pueblo de Manacor, harto del virus, se montó en barricada y celebró la festividad como buenamente la normativa le permitió. Foguerons, glossades, torrades, ballades, dinars, beneïdes, ximbombades y mucho más. Las calles del municipio tuvieron que contenerse a las ganas de jolgorio y, sin hacer mucho ruido, los vecinos del municipio montaron la celebración por su cuenta. Bares y restaurantes, constreñidos por la norma, no pudieron ofrecer torrades frente a sus locales, pero sí cenas varias o menús de Sant Antoni al mediodía, llenando sus establecimientos con sombreros de paja y sudaderas de Sant Antoni. Algún que otro “Visca Sant Antoni!” resonaba en la calle mientras se animaba la fiesta y se empezaban a servir pomades i herbes dolces en los distintos hogares y casas de campo. Todo marchaba a medio incógnito, aun sabiendo que nada malo o ilegal se estaba llevando a cabo.
La gente tenía ganas de fiesta y, el dissabte de Sant Antoni, el pueblo se abrió a vivir una festividad alternativa que, aunque nada que ver tuvo con la tradicional fiesta, conmemoraba al santo y honraba a la ciudad de Manacor. Sin concurso de foguerons, la participación se centró en los ‘mostradors i frontis’, resultando todo un éxito la propuesta de la Associació Cultural Amics de Sant Antoni. Cabe añadir que, sin subvención ni ayuda alguna, lo organizaron fantásticamente bien.
A pie o en bicicleta, el pueblo aprovechó el soleado día para sumar en comunidad y felicitar al vecindario, visitando sus decoradas calles. Dimonis i dimonions correteaban por los principales paseos del municipio, acompañados de participativos ciudadanos que se vistieron con los atuendos propios de la celebración haciendo gala de su espíritu santantonier.
Al mediodía, comidas y más comidas de Sant Antoni, en familia o entre amigos se plagaron los locales de ‘vilans de Manacor’ para celebrar en ‘petit comité’ la revetla de Sant Antoni. Retronaban las campanas a las dos del mediodía en memoria de la ‘sortida dels dimonis’ y el ‘ball de l’Ajuntament’, mientras el pueblo brindaba comiendo por un mejor 2023. Los ánimos no decayeron y, durante toda la tarde, ‘xeremies’, ‘fabiols’, ‘tamborets’ y ‘ximbombes’ a lo lejos se escuchaban muchos de los locales y casas del municipio. Arrancaban les Completes y el pueblo, vía on-line, coreaba su pasional Goig con un residual y agrio sabor melancólico. La normativa exigía creatividad y el pueblo, responsable y consciente de la situación, se adaptó, sobreponiéndose al virus. Por la noche, cenas y torrades en hogueras privadas cantadas y compuestas por las más queridas personas devotas del santo. Guitarres i guitarrons, botellas y brindis, glossa coenta y más de un ¡Visca Sant Antoni! dieron por concluida la estrellada y fría noche alrededor de las brasas.
El fuego se rindió y el virus se silenció por momentos sin bajar la guardia.
A la mañana siguiente, la festividad del Santo casi patrón de Manacor, felicitaba a Tonis i Tonines indiscriminadamente via WhatsApp, completando la anómala fiesta la comida de Sant Antoni. Banquete en lunes festivo y, por la tarde, tras alguna que otra canción, la última voz se dio en el ofici solemne en l’església dels Dolors, despidiendo al santo y prometiendo un Sant Antoni 2023 mejor.
En cuanto a los primeros clasificados en el Premi de Mostradors 2022, los tres primeros puestos fueron para:
1º Sa Bresca.
2º Comercial Balear.
3º Fruites Febrer.

Y, en el Premi d’enramellar frontis, así quedó la clasificación:
1º Carrer d’en Ballester.
2º Arquitecte Gaudí n°8.
3º Sant Andreu n°17.

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