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Mejoras en las infraestructuras portuarias y nuevos servicios

Joan Payeras / Fotos: Marcos Gittis

Los muchos y continuados años de frenética actividad pesquera en Porto Cristo y su época de gran esplendor, conllevaron la necesidad de adaptar las instalaciones portuarias a las exigencias que el importante volumen de negocio demandaban, así como al implante de las nuevas tecnologías aplicables a la actividad de la pesca profesional.

Al fondo, es Martell, construido entre septiembre del año 1951 y parte del año 1952

El historiador y escritor Damià Duran Jaume, en su libro “El mode de vida del pescador de Cala Manacor” (El Gall Editor) dice que “durante cuarenta años, entre 1936 y 1976, los pescadores dispusieron de nuevos alicientes para entusiasmarse con su profesión. La creación de superficie portuaria y de servicios complementarios transformaron progresivamente las viejas maneras de adaptar el área natural al oficio de la pesca”.

La colaboración de las instituciones estatales o municipales, según los casos, hizo posible las mejoras de los servicios de carga y descarga de la captura y de los útiles de pesca. También se construyeron almacenes para conservar el utillaje de los pescadores y armadores, secador de redes, y otras. Pero estas nuevas instalaciones no estimularon lo suficiente el afán y la razón de existir como comunidad, por motivos de sobreexplotación, ya comentada en el capítulo anterior, según Duran.

El muelle, acabado en 1936, con 445 metros cuadrados de superficie y un calado de 4 metros, sustituyó la superficie escabrosa, donde antes los pescadores varaban sus embarcaciones, evitando el esfuerzo que suponía sacar las barcas arrastrándolas mediante una cuerda sobre unos palos movedizos. La construcción del muelle ofreció la visión de una orilla de mar totalmente distinta y más práctica para el desarrollo de la actividad pesquera. El embarque a bordo y desembarque a tierra del personal y sus útiles de pesca, quedó reducido a dar unos pocos pasos sobre una pasarela de madera, o simplemente dar un paso largo entre tierra y embarcación y viceversa. Las barcas del bou, antes fondeadas cerca de sa cova des Correu, pudieron amarrar sus barcas a los norais del muelle, donde actualmente amarran las golondrinas de recreo.

Con el nuevo muelle, aumentó la seguridad del amarraje y la hilera de embarcaciones arrimadas a la riba del muelle, quedando integrada dentro de un área de servicios portuarios que favoreció la eficacia de todos los profesionales de la pesca, desde tripulantes, patrones, armadores a reparadores de redes.

Más tarde, el muelle dispuso de un varador de 16 metros de longitud, 30 metros de anchura, un 7% de pendiente y 0,3 metros de calado, que aligeró las labores de lanzar al mar cualquier embarcación acabada de construir o de reparar en los astilleros. Un almacén frigorífico hizo posible la conservación del pescado, y para la preparación de su envasado se construyó una instalación pesquera de 180 metros cuadrados. Unas cuantas casitas que ocupaban 55 metros cuadrados servían para guardar parte de los utensilios de pesca y además se disponía de una explanada de 1.400 metros cuadrados para el secado y reparación de las redes. En el año 1964 fue instalada sobre la riba una grúa fija, movida a mano, de 3,85 metros de altura, que facilitó el movimiento de elementos pesados de las embarcaciones.

Otras obras de construcción y mejoras

Según datos recogidos por Duran de la Memoria Anual de la Comisión Administrativa de Grupos de Puertos de la Dirección General de Puertos y Señales Marítimas, perteneciente al ministerio de Obras Públicas, durante los ejercicios económicos comprendidos entre 1964 hasta 1973, en el muelle de Porto Cristo, se realizaron las siguientes obras:

– Dragado por el importe de 249.976,35 pesetas (1965).

– Ampliación y mejora de la cámara frigorífica, 147.608 pesetas.

– Construcción de un espigó inmediato a la arena por importe de 499.907,82 pesetas.

– Mejoras urbanas y alumbrado del sector portuario, cuya inversión fue de 1.498.750,79 pesetas (año 1968).

– Alumbrado del muelle del Riuet, 567.303 pesetas (1972).

Tales inversiones contabilizaban un total de 2.963.000 pesetas, “cantidad a tono con las necesidades locales del sector de pesca, pero modesta si la comparamos con otros puertos del archipiélago”, apostilla Damià Duran. Además, en el año 1973, se destinaron 1.489.150 pesetas a diversas obras de mejora del muelle.

Mención aparte merece la importante obra realizada entre septiembre de 1951 y parte del año 1952, consistente en la construcción del nuevo espigón, conocido popularmente como es Martell, que se extiende en dirección NNE desde la punta dels Pelats. Esta obra vino a suplantar el proyecto de un dragado del torrente del Cap d’es Toll y supuso un muro de contención del oleaje que entraba en la pequeña bahía de la cala de Porto Cristo desde el exterior, pero resultó un proyecto inútil, pues tuvo el inconveniente de provocar un conjunto de corrientes marinas portadoras de sedimentos desde la playa y fondos cercanos hacia la zona del muelle, reduciendo su calado y complicando el área de amarraje.

Aquella obra del Martell provocó un clima de descontento, polémica y cierta tensión entre los organismos responsables de la misma y la comunidad pesquera, que se prolongó hasta que en 1954, el Ayuntamiento de Manacor acordó la demolición de parte del espigón, abriéndose un portalón que diera paso a las corrientes que van y vienen entre el mar y el Riuet.

Además de las citadas obras de creación y mejora de las infraestructuras portuarias, el pescador también supo adaptarse a los nuevos avances tecnológicos aplicables a sus embarcaciones y a sus utensilios de pesca. Un tema que trataremos en un próximo capítulo.

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